Los siglos del Renacimiento fueron prolíficos en la concepción de proyectos de ciudades ideales. En Europa, muy pocos se materializaron en la realidad, pero una de esas excepciones fue Palmanova, localizada en la República de Venecia en el siglo XVI y diseñada por Scamozzi.
Este arquitecto italiano partió de la ciudad ideal de Sforzinda, de Filarete, así como de los preceptos del tratadista romano Vitruvio y las bases arquitectónicas del tratado de Alberti, De re aedificatoria.
Palmanova es una ciudad fortificada, erigida ante el peligro turco en el Mediterráneo. La ciudad presenta una planta de estrella, con nueve puntas y organizada espacialmente a través de una gran plaza hexagonal de la que parten las calles principales. Estas desembocan en las puertas de acceso y en los torreones, que escapan al modelo semicircular medieval. En su lugar, los torreones defensivos tienen una forma curiosa, en punta de lanza, más difíciles de derribar con la nueva artillería de la época moderna. Asimismo, la ciudad queda resguardada de los vientos dominantes. Es una ciudad creada para el hombre, a su medida.
Las edificaciones mantienen una altura uniforme y las vías secundarias son curvas, para que el espectador descubra las edificaciones a medida que recorre sus amplias y ordenadas calles, tal como manifestaba en su famoso tratado el arquitecto renacentista Alberti. Valores de la Antigüedad clásica como el orden, la proporción, la armonía y el equilibrio, se retoman en el Renacimiento, y están presentes en esta ciudad construida ex novo.
La influencia de la traza italiana de Palmanova la hallamos en fortificaciones como Villa Bourtange y Naarden, ambas en Holanda, o Neuf-Brisach, en la región de Alsacia, en Francia.
En el Curso de preparación de oposiciones de Geografía e historia, hemos analizado ejemplos de intervenciones urbanísticas correspondientes al Tema 10: Proceso de urbanización en el planeta. Repercusiones ambientales y socioeconómicas.
0 comentarios