La convocatoria constituye el libro de cabecera del opositor educativo, el documento en el que se recogen las reglas de juego y que impone la forma de trabajar. En ella encontraréis una explicación detallada de las partes del proceso selectivo, con los porcentajes que cuenta cada una, si son partes eliminatorias o no, qué competencias tienen los tribunales de oposición, qué le pueden pedir a los candidatos, etc.
Como texto legal, la convocatoria no sólo tiene que ser respetada por los opositores, sino que le marca también el camino a los tribunales, delimitando en mayor o menor medida los tipos de ejercicios que pueden pedir y de qué manera los tienen que evaluar. Por eso es tan importante conocerla en profundidad y tener una copia siempre a mano en la mesa de trabajo.
Para bien o para mal, la convocatoria de oposiciones puede llegar a variar significativamente de unas convocatorias a otras y también, entre Comunidades Autónomas. La especialidad de inglés de Secundaria es un caso paradigmático, porque la variedad de ejercicios que se pueden llegar a pedir es grande en función del año de convocatoria y de la Comunidad.
Como regla general, las academias y los preparadores de oposición tomamos como referencia la última convocatoria publicada para la Comunidad y la especialidad de que se trate; en este caso, inglés Secundaria. Trabajamos y planificamos el curso académico en función de las normas establecidas en ella, pero tenemos siempre presente que cuando salga publicada la siguiente convocatoria, las normas podrían cambiar.
Por eso, a un opositor o un preparador sin experiencia puede ocurrirle a veces que en el mes de septiembre empiece a entrenarse en un tipo de ejercicio que luego la convocatoria no le va a pedir. En este caso la solución suele ser adaptar la metodología de preparación en medio del curso a los requerimientos de la convocatoria cuando esta salga publicada (generalmente, en febrero o marzo).
Esto es lo que ocurrió por ejemplo en Galicia en alguna convocatoria reciente, en la que se pedía un ejercicio de traducción directa e inversa y una redacción, y al año siguiente se sustituyó la traducción por un comentario de texto. El mismo año en que, además, si te ibas a otra Comunidad, podía ser que tuvieras que enfrentarte a un listening que en cambio no se pedía en Galicia.
Este tipo de modificaciones que a veces nos pillan con el pie cambiado suelen ser considerados como un problema por los opositores de Secundaria Inglés. Sin embargo, cabe la posibilidad de ver en esta relativa inestabilidad una oportunidad para el opositor de inglés que sea espabilado y que tenga una buena formación. Al fin y al cabo, los procesos selectivos no buscan sino que accedan a la función pública los profesores de inglés con la formación más amplia y más completa. Por eso, cabría hacer también la lectura siguiente: el que domine más y mejor todos los tipos de ejercicios posibles es el que tiene más posibilidades de llevarse el gato al agua.
En general, las convocatorias suelen pedir dos o tres tipos de ejercicios de entre los que figuran en la lista siguiente, para el práctico de las oposiciones de inglés Secundaria:
• Traducción directa
• Traducción inversa
• Comentario de texto
• Comprensión oral
• Redacción
• Quiz léxico y gramatical
Por si esto fuera poco, el tiempo asignado a cada ejercicio y el formato que se pide puede también llegar a variar enormemente. Así, el número de palabras que se pide en la redacción puede oscilar entre las 200 y las 800 en función de la convocatoria y la Comunidad. Igualmente, la longitud de la traducción puede variar entre media carilla y las tres carillas completas en alguna ocasión. Y el tiempo asignado a cada uno de los ejercicios también resulta bastante difícil de prever con exactitud.
Por otra parte, los tribunales juegan con los tiempos dentro de los márgenes que la convocatoria establece en función de su criterio y del volumen de trabajo estimado. A veces piden ejercicios muy difíciles en muy poco tiempo para favorecer que haya un gran número de abandonos o de suspensos claros en la primera parte de forma que pase poca gente a la segunda.
Aunque en nuestra opinión esta estrategia es más que discutible desde el punto de vista científico o académico, también hay que entender que los tribunales trabajan con unos recursos temporales muy limitados y que pasar a un gran número de candidatos a la segunda parte de las oposiciones de inglés supondría que el tribunal tardaría meses en terminar su trabajo. La convocatoria establece una limitación muy ajustada que ellos tienen que cumplir, les guste o no.
Nuestro consejo a los opositores de Inglés Secundaria es que revisen las últimas convocatorias de la Comunidad a la que se quieren presentar. A menos que haya habido una gran estabilidad en el formato de ejercicio práctico en los últimos años, la mejor estrategia en nuestra opinión es prepararse para todos los tipos de ejercicios posible: listening, redacción, comentario, traducción directa e inversa, etc.
Al fin y al cabo, todos ellos no reflejan sino las competencias que cualquier profesor de inglés que se precie tiene que poseer: redacción de un texto en inglés con coherencia y precisión, dominio profundo del idioma, conocimiento de los mecanismos morfosintácticos, habilidad comunicativa, etc. Por eso, practicar el listening o la redacción siempre ayuda a aprobar las oposiciones de inglés aunque finalmente no te examinen exactamente de esos ejercicios.
En general y a modo de conclusión, el perfil del opositor de inglés con más probabilidades de aprobar es aquel que tiene pasión por los estudios ingleses: domina la lengua estupendamente bien, conoce muy bien la literatura y la cultura de los países anglófonos y lo mismo escribe una redacción brillante que hace una exposición oral estupenda o es capaz de traducir con precisión un texto en poco tiempo. Y la adquisición de ese perfil pasa por el dominio de todos los tipos de práctico posibles. So… cheer up and do go for it!
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