DIR y MIR: Una solución a los problemas de la educación española

por | Feb 3, 2018 | 0 Comentarios

Muy pocos dudan de la importancia que tiene la formación del profesorado para la eficacia del sistema educativo. Docentes, alumnos, padres, pedagogos, orientadores, inspectores, expertos varios, sindicatos y políticos… Todos coinciden unánimemente en ello. Pero eso es todo. A partir de este punto de acuerdo inicial, empiezan las discrepancias.

Y no es un tema baladí, en un país como el nuestro, con unas tasas escandalosamente elevadas de fracaso escolar (somos los subcampeones de Europa en la materia, justo después de Malta), con siete leyes educativas aprobadas en 43 años (es decir, una ley por cada legislatura y media) y una tasa de paro juvenil que todavía hoy, saliendo de la crisis económica, ronda el 40%.

La solución a estos problemas que desde hace años se viene proponiendo desde todos los sectores de la comunidad educativa es la firma de un Pacto de Estado por la Educación que termine con su politización y que garantice su estabilidad. Desde hace algunos meses se viene hablando en los medios de las negociaciones iniciadas por el ministro de Educación, Íñigo Méndez, para abordar el asunto por enésima vez en las últimas décadas.

Como de costumbre, el currículo, la financiación, el papel de la religión y el trato a la concertada son algunos de los puntos calientes del debate. Pero esta vez la novedad estriba en una propuesta que pone la formación del profesor en el centro de la discusión, cosa que ha pillado a todos por sorpresa pero que ya no es nueva: la de instaurar el examen DIR (Docente Interino Residente) como forma de acceso a la profesión, a imagen del MIR de los médicos, el FIR de los farmacéuticos o el PIR de los psicólogos. Pero… ¿en qué consisten estas pruebas?

El examen MIR se convoca una vez al año, en septiembre, y se celebra en enero. Se trata de una prueba única para toda España –al estilo de la Selectividad, realizada el mismo día a la misma hora en todos los centros que la administran– a la que se presentan los graduados en Medicina que desean ejercer en el sistema público de salud. La finalidad del examen –que tiene números clausus– es ordenar a los mejores aspirantes en una lista en función de la nota obtenida, que servirá luego para priorizar la elección de destinos. Una vez asignada especialidad les esperan entre tres y cinco años de prácticas, tras las cuales todavía deberán superar la oposición.

La aplicación de este sistema al mundo de la enseñanza no es nueva en nuestro país. Ya hace algunos años que funciona en la Universidad española un sistema similar, por el que los aspirantes a las distintas figuras docentes e investigadoras tienen que obtener una habilitación que les permitirá dedicarse a la docencia y la investigación en la enseñanza superior y, en último término, optar a una plaza a través de una oposición.

La propuesta que se baraja para Secundaria está basada en el Libro Blanco de la Profesión Docente, obra del filósofo José Antonio Marina. Al parecer, esto supondría que, para poder ejercer la profesión docente en un centro público o privado, primero tendrías que aprobar el examen DIR, sin el cual no se te consideraría cualificado para trabajar en la profesión.

Si, al contrario, superases el examen DIR y realizases con éxito los dos años de prácticas correspondientes, obtendrías este reconocimiento y estarías en condiciones de optar a un puesto docente en la pública (presentándote a una oposición), o en la concertada o la privada (sometiéndote a los procesos de selección de personal que cada centro determine).

El debate sobre la conveniencia o inconveniencia de este sistema está sobre la mesa y tiene defensores y detractores. A su favor se puede decir que este sistema le concede mucho más peso a la parte pedagógica que el sistema actual, cuya gran criba de candidatos se produce en la primera parte de la oposición, que está basada en el dominio de los contenidos de la especialidad.

Sus detractores, en cambio, argumentan que se aumentan las trabas para acceder a la profesión. Además, dicen, ya existe un año de prácticas que no se aprovecha suficientemente y que, bien utilizado, podría mejorar la selección de personal y la formación del profesorado sin necesidad de cambios más profundos en la estructura del sistema.

En este momento en el País Vasco está en marcha una experiencia piloto de MIR educativo, con una veintena de alumnos del máster de Secundaria que están haciendo sus prácticas en diez centros educativos de esa Comunidad. De los resultados de esta experiencia podremos obtener, llegado el momento, más datos para poder valorar con más fiabilidad los pros y los contras de este sistema de selección de personal que tanto está dando que hablar en este comienzo de año.

Publicado por Kiwaku

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