Es un hecho: la gamificación está de moda. El que más y el que menos, está haciendo sus pinitos con ella en el aula, probando distintas técnicas y tratando de adaptarla a la realidad de su aula. Si no quieres quedarte atrás y eres de los que le van la marcha, ¿por qué no te animas a probar el “escape room”?
En su origen, el escape room era un juego pensado para el público general que consistía en encerrar en una habitación a un grupo de personas (niños o adultos) con la finalidad de que encontrasen la salida mediante un juego de pistas. Más recientemente, el escape room se adaptó al mundo de la enseñanza como una forma más de gamificar el aula motivando a los alumnos.
En estos momentos, el escape room está causando furor en las aulas. Y esto es así por varias razones. En primer lugar, por su versatilidad: las pistas que los alumnos tienen que seguir y los retos que tienen que resolver pueden ser de cualquier materia. El escape room sirve igual para Matemáticas que para Biología y Geología, Inglés, Lengua Castellana o Historia del Arte. Además, es adaptable a todas las edades y niveles educativos. Es una actividad motivadora que anima a los alumnos a movilizar todo lo aprendido en la unidad didáctica poniéndolo al servicio de la consecución de un objetivo común, favoreciendo el trabajo en equipo y la sana competitividad.
Si estás haciendo tu programación anual didáctica y estás pensando en utilizar técnicas de gamificación, el escape room es una actividad idónea porque todavía no es muy conocida por la comunidad educativa y te ayudará a sorprender al tribunal con una propuesta original y divertida. Si la sabes justificar bien y la articulas correctamente, tu programación brillará con luz propia sobre todas las demás. Y si ya estás dando clase, ¿por qué no hacer la prueba con algún grupo primero para ver qué tal funciona y poder conocer los resultados en primera persona?
Un componente esencial del escape room es la narrativa que lo acompaña. Todo buen juego de escape room tiene que ir rodeado de una historia que contextualice y justifique las pistas, las metas y las acciones que los alumnos tengan que hacer para salir de la habitación. Para elaborar una buena historia, puedes buscar inspiración en Internet, en el cine o en la literatura. Por ejemplo, si la historia está relacionada con los piratas, puedes crear pistas con documentos quemados por los bordes, por ejemplo, o incluir imágenes relacionadas con esta temática.
Además, para que salga bien la actividad es fundamental pensar muy cuidadosamente todas las pistas y dedicar unos minutos de una sesión anterior a explicar muy bien a los alumnos cuáles son las reglas del juego. Una buena práctica es empezar por pistas de dificultad baja para calibrar lo que los alumnos son capaces de hacer. Si nos pasamos con la dificultad, corremos el riesgo de que los alumnos no consigan superar las pruebas y la actividad se convierta en un fiasco.
Por otra parte, el estudio previo del uso que vamos a hacer del espacio es fundamental. Si varias pistas exigen a los alumnos agolparse al mismo tiempo en el mismo rincón del aula, las cosas no van a salir bien. Las pistas tienen que estar distribuidas en el espacio y en el tiempo de forma que los distintos grupos de alumnos que compiten entre sí no se atropellen: secuenciarlas bien es fundamental.
Si la experiencia te gusta y quieres ir más allá, hay incluso una empresa llamada Breakout Education (www.breakoutedu.com) que se dedica a vender packs educativos para “escape room” que incluyen todo el material (lo cual es un grandísimo ahorro de trabajo para el profesor), así como cientos de juegos ya diseñados en función de la asignatura y nivel educativo. Por ciento y pocos euros puedes tener un pack con cientos de actividades y si no quieres el marrón de tener que pagar esa cantidad, puedes proponerle al departamento didáctico que asuma el gasto.
La verdad es que, en nuestra opinión, lo ideal es que te animes a experimentar diseñando tú mismo tus propias actividades y creando los materiales correspondientes. Además de resultar mucho más gratificante, el resultado estará mucho más adaptado a las necesidades de tu grupo. No te vamos a engañar: una buena actividad de escape room, bien diseñada y con una cierta complejidad, da muchísimo trabajo. Pero una vez que la tienes lista, la puedes reutilizar en otros grupos o en próximos cursos escolares.
Y si aún no lo ves factible, piensa en liar a algún compañero para trabajar juntos, de la misma asignatura… o de otra. Las preguntas y las pistas pueden enriquecerse si se combinan contenidos de dos o más materias. Y ya no digamos si tenéis grupos pequeños y juntáis a dos. Puede ser muy divertido y una gran experiencia de aprendizaje. De cara a las oposiciones educativas, la experiencia no tiene precio. Así que anímate y prueba. ¡No tienes nada que perder!
0 comentarios